Hoy 10 de febrero, en el marco del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, celebramos el aniversario del natalicio de Edith Clarke, una mujer extraordinaria, cuya trayectoria académica es admirable. Un gran ejemplo de mujeres que inspiran.
Edith Clarke nació el 10 de febrero de 1883 en una granja del condado de Howard, perteneciente al estado de Maryland en los Estados Unidos. Fue una de los nueve hijos de John Ridgely Clarke, abogado y agricultor, y de Susan Dorsey Owings.
Quedó huérfana a los 12 años, y fue enviada a un internado para señoritas llamado Briarley Hall, en Montgomery, Maryland. Allí aprendió a tocar el piano, francés, literatura inglesa, historia y latín, así como fundamentos de aritmética, álgebra y geometría, que despertaron en ella un inmenso deseo de aprender más.
A los 16 años, al graduarse de Briarley Hall, regresó a su casa, en donde se dedicó incesantemente a la literatura relacionada con viajes y países extranjeros. Pero no fue hasta los 18 años que, al tener acceso a la herencia que le dejaron sus padres, vio una oportunidad para saciar su sed de conocimiento: desobedeciendo el consejo de sus familiares y amigos, utilizó el dinero de su herencia para matricularse en el Vassar College, una universidad privada sólo para mujeres, en Poughkeepsie, Nueva York. Durante su estancia universitaria, formó parte de la hermandad Phi Beta Kappa, sociedad honorífica para estudiantes universitarios sobresalientes y, en 1908, se graduó con doble titulación de Matemáticas y Astronomía.
Después de la universidad, inició su camino en la docencia, pues enseñó matemáticas y física en un colegio privado en San Francisco y más tarde en Marshall College, en Huntington, durante dos años.

No conforme con la enseñanza, para el año 1911, empezó a estudiar Ingeniería Civil en la Universidad de Winsconsin-Madison, en donde formó parte de la hermandad femenina Kappa Kappa Gamma.
Un año después, consiguió un empleo como ayudante de informática o calculadora humana en la compañía de telecomunicaciones AT&T. Dirigida por el Dr. George Campbell, aplicaba métodos matemáticos en la resolución de problemas de transmisiones eléctricas, y participó en la investigación en el campo de las líneas de transmisión y de los circuitos eléctricos durante la Primera Guerra Mundial, bajo el título de “analista asistente a la investigación masculina”.
El trabajo en AT&T no le permitió continuar con sus estudios de Ingeniería Civil, no obstante, realizó un curso de radio en el Hunter College, y otros de Ingeniería Eléctrica en la escuela nocturna de la Universidad de Columbia.
En 1918, animada por Campbell, ingresó al programa de Ingeniería Eléctrica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y un año más tarde, con su tesis titulada “Behavior of a lumpy artificial transmission line as the frequency is indefinitely increased”, se convirtió en la primera mujer en obtener el título de Maestría en Ingeniería Eléctrica en los Estados Unidos.
Lamentablemente, ese título no le basto para obtener un trabajo permanente como ingeniera eléctrica. En 1920, consiguió un puesto como calculista en la empresa General Electric (GE), en la división separada para mujeres, dentro del Departamento de Ingeniería de Turbinas. Un año después, impulsada por la frustración de no contar con el cargo y el salario que sus aptitudes merecían, dejó el trabajo en GE para enseñar física en el centro de mujeres Constantinople Women’s College, en Turquía.
No obstante, durante su estancia en GE, en 1921, solicitó su primera patente, la calculadora Clarke, un dispositivo gráfico que solucionaba ecuaciones lineales que implicaban funciones hiperbólicas, y lo hacia 10 veces más rápido que métodos anteriores. Años más tarde, registró dos patentes más, la primera en 1927, sobre la transmisión de potencia eléctrica y la otra en 1944, relativa a un circuito eléctrico.
Una vez terminado su contrato docente, y luego de un viaje por Europa, en 1922, Clarke se reincorporó a GE, ahora como ingeniera eléctrica de tiempo completo. Quedó tan fascinada por su nuevo puesto que no lo abandonó hasta su jubilación en 1945.
A pesar de su trabajo de planta, siguió buscando nuevas oportunidades de aprendizaje, que traerían consigo una serie de aportaciones valiosas en el campo de la Ingeniería Eléctrica.

En febrero de 1926, Edith fue la primera mujer en publicar un artículo en la revista Transactions del Instituto Americano de Ingenieros Eléctricos (AIEE, por sus siglas en inglés, precursor de IEEE), en el que explicaba los circuitos equivalentes que debían utilizarse para resolver problemas de estabilidad de sistemas eléctricos de potencia. Posteriormente, en 1931 presentó un articulo sobre la aplicación del método de las componentes simétricas de Fortescue. Dos años más tarde, obtuvo un premio de AIEE por la publicación del artículo Three-Phase Multiple-Conductor Circuits (Circuitos Trifásicos de Multiconductores). En 1941, junto con Selden B. Carry, recibió otro premio del AIEE por el mejor artículo sobre ingeniería práctica, titulado Stability Limitations of Long Distance A-C Power Transmission Systems (Limitaciones de Estabilidad de Sistemas de Transmisión de Potencia a Larga Distancia en Corriente Alterna).
No fue hasta 1943 cuando publicó un libro que la haría mundialmente famosa, y que fue utilizado en una infinidad de escuelas de ingeniería. Se trata de Circuit Analysis of A. C. Power Systems (Análisis de Circuitos de Sistemas de Potencia en Corriente Alterna), basado en las notas de clases que daba a los ingenieros de la GE.

Luego de su jubilación en GE, en 1947, volvió a dedicarse a la docencia, esta vez en la Universidad de Texas, en Austin, en donde se convirtió en la primera profesora de Ingeniería Eléctrica. Permaneció en este puesto hasta su jubilación definitiva en 1956.
Un año mas tarde, en 1948, se convirtió en la primera mujer nombrada Fellow de la AIEE. También fue premiada por la Sociedad de Mujeres Ingenieras, en reconocimiento a sus contribuciones a la teoría de la estabilidad y al análisis de circuitos.
Pasó los últimos años de su vida en Maryland, hasta su muerte el 29 de octubre de 1959. No obstante, siguió recibiendo reconocimientos, aún después de su muerte, incluso, hace algunos años, en 2015, su nombre fue incluido en la lista de National Inventors Hall of Fame (NIHF), donde figuran alrededor de 500 ingenieros y científicos cuyos descubrimientos han contribuido a la mejora de la sociedad estadounidense.